Esta terapia
se basa en varios principios:
Por un lado
el descubrimiento del movimiento de los huesos craneales.
Al principio
se creía que el cerebro estaba contenido en una caja rígida, pero el doctor
William Sutherland (1873-1954), descubre que los huesos del cráneo (que están unidos por medio de suturas) son
flexibles y aceptan una pequeña deformación, es decir, tienen movimiento.
Este
movimiento, es producido por la fluctuación
del líquido cefalorraquídeo (impulsado por unos movimientos rítmicos emitidos
por el cerebro), se extiende a través de la médula espinal hasta el hueso
sacro.
El doctor
Still (1828-1917), padre de la osteopatía (del cual fue discípulo Sutherland)
ya dijo que “toda vida es movimiento, y donde no hay movimiento, o este restringido,
aparece la enfermedad”
Esta es
precisamente la base de la terapia cráneo sacral, es decir la palpación y percepción
del movimiento interno de la persona, y el descubrimiento de bloqueos o adherencias.
Otro de los
principios claves de esta terapia se basa en el poder de auto-curación del
cuerpo.
Nuestro
cuerpo tiene la capacidad innata de curarse a sí mismo si se dan las
condiciones adecuadas. Por lo general la mala alimentación, falta de ejercicio
y el estrés diario en el que se basa nuestra vida, hacen difícil “escuchar”
nuestro cuerpo y permitirle desarrollar este proceso de auto curación.
Por tanto la
práctica de la terapia cráneo sacral implica unas determinadas manipulaciones
sobre el paciente, con el fin de encontrar y desbloquear adherencias en su
sistema, pero en última instancia, es el paciente el que decide o deja que se
produzca esta liberación, en el momento en el que su cuerpo esté preparado para
ello.
Gracias a
esta terapia podemos aliviar:
- · Tensión muscular, problemas articulares, dolor de espalda y aparato locomotor.
- · Dolores cabeza, migrañas, problemas de oído, vista, boca, sinusitis…
- · Problemas digestivos
- · Estrés, ansiedad, cansancio crónico, hiperactividad
- · Problemas emocionales, traumas infantiles…
Gracias por dedicarnos vuestro tiempo,
Un abrazo,
Escuela Aradia
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